Extracto del libro "La expresión juvenil del heavy metal en La Paz", escrito por la autora, que se presentará el jueves 9 de abril, a las 19:00, en el Museo de Etnografía y Folklore - Musef (calle Ingavi, 916) de La Paz.
Las agrupaciones de jóvenes en torno a expresiones y prácticas socioculturales (denominadas como culturas juveniles, subculturas juveniles o tribus urbanas)[1] producen diversas experiencias comunicacionales asociadas con el ser joven en ámbitos cotidianos. Asimismo, algunas de estas culturas se forman y nombran a partir del género musical que se consume culturalmente y con el que se identifican las juventudes locales.
Las agrupaciones de jóvenes en torno a expresiones y prácticas socioculturales (denominadas como culturas juveniles, subculturas juveniles o tribus urbanas)[1] producen diversas experiencias comunicacionales asociadas con el ser joven en ámbitos cotidianos. Asimismo, algunas de estas culturas se forman y nombran a partir del género musical que se consume culturalmente y con el que se identifican las juventudes locales.
La base teórica que sustenta el presente trabajo son
los Estudios Culturales Latinoamericanos desde un enfoque comunicativo y, de
forma específica, los procesos socioculturales juveniles.
La teorización sobre juventud y comunicación tiene distintas líneas de
abordaje. Una primera línea es la que tiene como objeto de estudio la imagen de
los jóvenes en los medios de comunicación (cf. Margulis, 2000). Se analiza su
presencia, participación y representación en programas informativos, programas
de espectáculos y publicidades.
En
la segunda línea identificada los jóvenes son los emisores del mensaje. En este
sentido, se estudia el lenguaje/jerga utilizado/creado (Rodríguez, 2002), sus
medios, canales y soportes expresivos. La tercera línea es la que deviene de
los estudios culturales. En este contexto, son varios los objetos de estudio
definidos. Se analizan fenómenos de significación semiótica, como la música, la
moda, la estética corporal y las drogas, entre otros, en relación con la teoría
de las mediaciones propuesta por Jesús Martín-Barbero. También en relación con
la teoría de imaginarios urbanos de Armando Silva (1992).
Asimismo,
se analiza el proceso de construcción de la identidad juvenil en relación con
la teoría del consumo cultural de Néstor García Canclini. Por otro lado, desde
la aparición de las nuevas tecnologías de comunicación e información (NTIC), se
han incrementado las investigaciones sobre el uso que los jóvenes hacen de las
mismas (cf. Urresti, 2008).
En
la línea culturalista, también se encuentra la investigación de los procesos
comunicacionales de las culturas juveniles. El abordaje de las culturas
juveniles es prioritariamente sociológico y no recibe mucha atención de la
comunicación social. Sin embargo, cuando se realiza la investigación con un
enfoque comunicacional la metodología utilizada es la etnográfica, lo que se
hace evidente al tener como objeto de estudio algo tan dinámico y de múltiples
significados como la juventud urbana.
Para
el presente trabajo, se identificaron las bandas que interpretan heavy metal y los espacios donde
desarrollan sus interacciones con fans y seguidores. El estudio se centró en
los procesos comunicacionales: interacción interpersonal, interacción grupal,
interacción masiva y la utilización de códigos verbales y códigos no verbales por
parte de estas agrupaciones, establecidos entre los integrantes y el público
que asiste a sus conciertos (en la ciudad de La Paz) entre los meses de agosto
y diciembre del año 2010. Esto, desde el punto de vista de mujeres que forman
parte de este movimiento.
En
base a lo expresado, se planteó estudiar las experiencias de comunicación de
los jóvenes a través de la expresión del género musical heavy metal; porque los procesos de comunicación forman parte del
desarrollo de la dinámica identitaria de la cultura juvenil musical urbana del heavy metal en la ciudad de La Paz. Las
relaciones de interacción se conforman a partir de la apropiación de los
jóvenes paceños de elementos externos[2]
para expresar mensajes propios.
Así,
la presente investigación es abordada desde el campo de la comunicación y
cultura, entendiendo para ello –dentro de esta interdisciplinariedad- a la
comunicación como el proceso que
se produce a partir del intercambio de signos entre personas, dicho proceso se
halla dentro del área cultural.
La
cultura incluye muchos elementos en su formación; Camacho (2009: 3) indica que
la cultura se conforma a partir de la reunión de creencias, afirmaciones e
ideas que se desarrollan dentro de un grupo y espacio determinados. La cultura se ve representada en la manera de
actuar, sentir y pensar de los individuos (White, 1988 citado
en Camacho, 2009: 3). Si se apartan, la cultura dejaría de ser comprendida y la
comunicación no cumpliría su papel.
La
comunicación favorece el ejercicio de la cultura en sus diversas capacidades,
debates y representaciones (Leis, 1993: 256)
constituyendo espacios donde estos elementos culturales se producen, circulan,
enfrentan y convierten en acciones. En este sentido, Martín Barbero
(2009:1) agrega: “Las culturas permanecen vivas mientras se comunican entre
ellas, siendo la comunicación una dimensión constitutiva de la vida cultural”.
Este
campo forma, transmite y divulga las diversas formas de creación, expresión y
práctica de la cultura. Además, como productora y parte constitutiva, la
comunicación va modificando la cultura, en la medida en que da lugar a formas
de relacionamiento y lenguajes nuevos entre las personas.
De
esta manera, la comunicación participa en la organización de los imaginarios
sociales de un grupo humano, porque la gente se comunica desde su cultura.
Entonces, la comunicación otorga la capacidad de relacionarse y descubrir la
manera de pensar, sentir y actuar de los individuos y se puede conocer su
cultura.
Al
respecto Rossana Reguillo indica: “De maneras diversas, con mayor o menor grado
de formulación, lo que caracteriza a estas grupalidades [refiriéndose a las
culturas juveniles] es que han aprendido a tomar la palabra a su manera y a
reapropiarse de los instrumentos de comunicación” (2000: 15).
En
este sentido, dentro del área de comunicación y cultura, la investigación se
centró en la relación comunicación (desde el análisis de los procesos
comunicacionales) y culturas urbanas (a partir del fenómeno social de las
adscripciones identitarias juveniles formadas en base al gusto musical).
La
juventud, como grupo socio-cultural, es y ha sido protagonista de la historia
de la humanidad a través de distintos tipos de manifestaciones. Estos hechos
han comprometido su rol en el desarrollo de las sociedades actuales. En este
contexto, los jóvenes y los diversos modos de ser joven se desarrollan dentro
un complejo sistema social generando “esquemas de representación [que]
configuran campos de acción diferenciados y desiguales” (Reguillo, 2000: 30).
Esta
categoría social está cargada de variados y múltiples significados otorgados
tanto por los mismos jóvenes, como por la sociedad y las investigaciones que
sobre ellos se realizan. Entonces, se establece que
la juventud es una construcción sociocultural,
donde el ser joven cuenta con características, imaginarios, subjetividades y
experiencias determinadas por su contexto.
Dentro
de las teorías comunicacionales que abordan el área juvenil se encuentra la
cultural (siguiendo los trabajos de autores como Rossana Reguillo, Carles
Feixa, Maritza Urteaga, José Manuel Valenzuela y José Antonio Pérez Islas,
entre otros). La teoría comunicacional cultural analiza las características de
lo que denomina culturas juveniles urbanas, identificando su formación a partir
de distintos tipos de adscripción identitaria y la relación del joven con su
territorio.
Desde
la óptica de las “culturas juveniles”, las juventudes se han investigado en
relación con sus procesos de consumo cultural, conformación/apropiación de
territorios, entre otros, concluyendo que las prácticas socioculturales de
estas agrupaciones dan lugar a procesos de comunicación que se desarrollan en
ámbitos cotidianos, tanto privados como públicos.
Se
conoce la manera en que se conforman las identidades y culturas juveniles,
además de los consumos culturales de los que se apropian y resignifican para
determinar estas adscripciones identitarias; pero no se analizan ni profundizan
los modos de comunicación que se producen a partir de la autoidentificación,
las preferencias, los saberes y los sentires culturales de las juventudes
locales.
En
este contexto, de acuerdo con la revisión
bibliográfica el problema de investigación planteado para el presente trabajo
se origina en el poco énfasis que se ha hecho en los procesos
comunicacionales de estas agrupaciones juveniles formadas en torno a
adscripciones culturales.
La
presente investigación sobre culturas juveniles y sus procesos
comunicacionales, se centra en los jóvenes que son seguidores del heavy metal, quienes se manifiestan
desde “la forma de vida peculiar o distintiva de este grupo, los significados y
conductas asociados a su sistema de valores, sus lenguajes y costumbres”
(Martínez, 2004: 80) en un contexto habitado por las visiones de realidad, vida,
muerte y música propuestas por el heavy
metal (cf. Muñoz y Marín, 2006).
El
género musical inicial, sus diversos subgéneros o estilos y la propuesta de sus
mensajes en las canciones son los elementos que conforman la base de la cultura
de los seguidores del heavy metal.
Con el fin de aclarar, se establece que el heavy
metal, en cuanto género musical, es la:
…forma ‘densa’ de la música de rock surgida a finales de
los años sesenta (…). Se centra en el trabajo, a la vez quebradizo y
relumbrante, del guitarrista principal de la banda, a lo cual se suma la aguda
voz masculina del cantante principal y una fascinación general por el carácter
oscuro de la existencia humana (Tello y Kreimer, 2005: 96).
Entonces,
a partir de la difusión del heavy metal
y la reunión de jóvenes que se identifican con el mismo, este movimiento
cultural desarrolla relaciones de intercambio social desde la expresión musical
de dicho género. En este sentido, el trabajo se centró en profundizar en la
investigación de los procesos comunicacionales dentro la dinámica de la cultura
juvenil musical urbana del heavy metal.
[1] El concepto subcultura juvenil es utilizado por Hall y Jefferson
(2005) y Hedbige (2002). Tribu urbana se encuentra en los trabajos de
Maffessoli (2004) y Oriol, Pérez, y Tropea (1996). Culturas juveniles fue inicialmente tratado en Reguillo
(2000), Feixa (1998) y Pérez Islas (1998). También se ha utilizado el término
contracultura juvenil en los trabajos de Bennet (2001), Martínez (2000) y
Roszak (1969).
[2] Elementos de la cultura del Heavy
Metal, originada en Estados Unidos, como la música, la vestimenta, los
instrumentos y los aparatos electrónicos que, en la dinámica de las industrias
culturales, se convierten en la dimensión constitutiva de esta adscripción y
diferenciación identitaria.
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