La fiesta de Alasita, que comienza cada 24 de enero en la ciudad de La Paz, está llena de rituales, amuletos y costumbres. Uno de ellos son los gallos y gallinas que los visitantes adquieren para encontrar el amor. Según la creencia popular, tener una de estas aves ayuda a encontrar pareja. ¿Será cierto? Entre la fe y la necesidad de amar, cada año miles de gallos, para las mujeres, y gallinas, para los hombres, son vendidos por artesanos bolivianos.
El año pasado, Camila paseaba con sus amigas en la Feria de la Alasita en La Paz. El grupo se acercó al puesto de doña Carmen (55 años), una vendedora que lleva 20 años instalada en este lugar, para observar los gallitos de yeso que exponía la artesana. “Llevate casera”, le dijo la señora. “Sí funciona; a mí me funcionó: voy a cumplir 21 años de casada”, insistió con una sonrisa.
Entonces, Camila recordó que su mejor amiga, Verónica, le había contado de la costumbre de Alasita de regalar gallos (y gallinas) para ayudar a conseguir pareja. También pensó que Vero le había dicho que deseaba tener la misma suerte que ella en el amor. Por eso, no lo pensó más. Escogió el gallito más lindo que vio y lo compró para regalárselo a su amiga. Meses después, Vero, muy feliz, le presentó a su novio y la invitaron a su matrimonio.
Esa es la festividad de Alasita (que quiere decir “comprame” en idioma aimara), una tradición paceña que se repite año tras año. Y es que esta feria no solo es un lugar de compra y venta de miniaturas, además tiene un ambiente místico. Y es que es la reunión de ritos, amuletos, costumbres y fe. La fe que asegura que durante el año, lo que se compre o regale se hará realidad.
La Alasita se celebra anualmente en distintas ciudades de Bolivia. En este evento, que cada año reúne a miles de artesanos y visitantes locales y extranjeros, se adquieren illas, es decir, miniaturas o representaciones de los objetos que se desean tener durante los doce meses siguientes; lo importante, aseguran compradores y vendedores, es tener fe.
¿Gallo o gallina?
Don Justo Mamani, artesano de la feria Alasita, explica que es mejor regalar las miniaturas a los seres queridos, familiares, compadres o amigos. “No es correcto comprar miniaturas para uno mismo, las peticiones al Ekeko pueden no cumplirse”, dice mientras acomoda sus autitos en el puesto de venta. Junto a él, casi 5.000 expositores muestran su arte creativo con una infinidad de objetos en miniatura.
Con la Alasita perduran las ilusiones de los bolivianos. Esa misma ilusión que se plasma en la posibilidad de poder alcanzar el amor. La creencia popular dice que cuando a una persona le regalan un gallo o gallina (dependiendo del sexo) hechos de yeso en miniatura, al mediodía del 24 de enero, significa que conseguirá una pareja durante el año. Además, según la tradición, una mujer debe regalarle a un hombre y un varón le obsequia a una mujer porque si no, no funciona.
Doña Margarita Quispe tiene un puesto en la festividad desde hace más de 10 años. Ella vende gallos y gallinas. En la mañana de cada 24 de enero, los acomoda en filas, por colores y tamaños, y espera la llegada de compradores y, sobre todo, compradoras. “Son los productos más adquiridos, después de los billetitos. Las mujeres compran más. Ellas son las que más quieren marido, pero siempre es mejor que les regalen, así funciona”, cuenta. Agrega que el precio fluctúa entre 5 y 30 bolivianos (US$ 0,74 y US$ 4,3).
Aunque, la señora Margarita no fabrica los animales, sino que los compra en la pre feria que se realiza un mes antes, sabe muy bien cómo aconsejar a los compradores inexpertos en cuanto a los significados de los colores. “El gallo blanco es para cuando alguien se enamora y quiere tener a esa persona a su lado”, explica. Los de color rojo ayudan a conseguir un hombre con mucho dinero. También existen gallitos de color negro que aseguran un casamiento rápido.
Muchos significados
Para Elvira Choque, también vendedora en Alasita desde 2005, los colores tienen otros significados. Así, los blancos ayudan a encontrar a una pareja que no se casó antes y los rojos son para atraer el amor eterno. “Los negros son para los viudos o viudas que quieren encontrar un nuevo amor y los anaranjados, para los divorciados”, señala.
Ernesto Mamani tiene otra explicación. Él es artesano y junto a sus hijos fabrica los gallos y gallinas. Asegura que la búsqueda del amor tiene un orden. “Primero, las mujeres compran un gallo dorado, el que es con oro y plata para garantizar que haya buena economía en el hogar. Luego, cuando ya tienen pareja, piensan en el matrimonio y ahí buscan el blanco”. Después, muestran un gallo negro y dice: “Este simboliza a un hombre viudo con fortuna”.
En cualquier caso, doña Margarita afirma que lo más importante es que el animalito sea ch’allado al mediodía de la primera jornada de la Alasita. Después, debe ser colocado en la casa de costado, “para que no sea un hombre muy coqueto”, aconseja mientras sonríe.
En el caso de las gallinas de yeso, los significados de los colores son los mismos; la diferencia es que algunas vienen acompañadas de huevos, lo que simboliza fertilidad y, por consiguiente, las wawas que tendrá la pareja.
El año pasado, cuentan los vendedores, la novedad fueron los gallos aterciopelados para atraer a hombres adinerados. “Eran también de yeso, pero tenían felpa en la parte superior. Estaban parados sobre representaciones de monedas doradas y plateadas, para que tengan dinero y no sean muy tacaños”, recuerda Elvira.
Doña Margarita agrega que “algunos llevaban en el pecho medallas en forma de corazón, con frases como ‘te amo’; eso aseguraba el cariño de la pareja conseguida y que cumpla al 100%”, dice con picardía.
Del escepticismo al amor
Hace cuatro años a Graciela Rojas le regalaron un gallito de color blanco. Entre la duda y la curiosidad lo recibió porque venía de su tía. Ella estaba soltera y en los siguientes cuatro meses conoció a un muchacho; hoy, siguen siendo una pareja y planean casarse en 2015.
Dejando el escepticismo de lado, regresó al año siguiente a la festividad de Alasita a agradecerle al Ekeko, como manda la costumbre. Pero también para casarse en uno de los puestos de Registro Civil, que hay en la feria y “oficializar”, aunque sea en miniatura, su deseo de unir sus vidas.
Además compró un gallito, también blanco, que le regaló a su hermana Camila. Poco después ella también consiguió una pareja con la que sigue hasta ahora. Ambas aceptan la coincidencia pero también aseguran que tenían fe porque el regalo vino de una persona querida. Ellas están felices y ya piensan en comprar un gallito y buscar a una persona que lo necesite para regalárselo.
Al igual que estas hermanas, otras personas también pusieron su fe en este amuleto. Laura Machicao esperó que le regalaran un gallito el año pasado. Y le dieron uno, pero no funcionó: “Creo que depende de quién te lo obsequia. Tiene que ser una persona con mucha suerte en el amor”, dice, un poco triste. Pero no pierde las esperanzas, tiene fe en que este año conseguirá un gallito y un novio bueno.
Algunos datos…
· La festividad de Alasita se realiza cada 24 de enero en La Paz, en honor al Ekeko. Esta tradición es conocida como la fiesta de la miniatura y significa la atracción de la fortuna y de los buenos augurios.
· La fe en la figura del Ekeko se remonta a la época de Tiwanaku, el día del solsticio de invierno. La gente intercambiaba hojas de coca, piedras del lago Titicaca y pequeñas figuras de animales y pedían al dios de la abundancia que los multiplicase.
· En la feria se puede encontrar desde reproducciones pequeñas de billetes bolivianos, dólares y euros hasta miniaturas de tablets y celulares, pasando por alimentos, autitos, y casitas, entre otros.
· En el evento, participan cerca de 5.000 artesanos que se dividen en distintos rubros, desde trabajos en madera hasta reproducciones en hojalata.
· Aunque la feria dura un mes, la creencia popular asegura que los objetos deben ser comprados y/o regalados al mediodía del 24 de enero. Por eso, entre las 11:30 y 13:30, la ciudad se concentra en el Campo Ferial del Bicentenario, donde actualmente se realiza la Alasita.
· Los sabios yatiris y amautas preparan sahumerios de incienso y copal para ch’allar las compras de los creyentes, lo que, como manda la costumbre, asegurará su realización.
Fuente: Revista VeinteMundos
El año pasado, Camila paseaba con sus amigas en la Feria de la Alasita en La Paz. El grupo se acercó al puesto de doña Carmen (55 años), una vendedora que lleva 20 años instalada en este lugar, para observar los gallitos de yeso que exponía la artesana. “Llevate casera”, le dijo la señora. “Sí funciona; a mí me funcionó: voy a cumplir 21 años de casada”, insistió con una sonrisa.
Entonces, Camila recordó que su mejor amiga, Verónica, le había contado de la costumbre de Alasita de regalar gallos (y gallinas) para ayudar a conseguir pareja. También pensó que Vero le había dicho que deseaba tener la misma suerte que ella en el amor. Por eso, no lo pensó más. Escogió el gallito más lindo que vio y lo compró para regalárselo a su amiga. Meses después, Vero, muy feliz, le presentó a su novio y la invitaron a su matrimonio.
Esa es la festividad de Alasita (que quiere decir “comprame” en idioma aimara), una tradición paceña que se repite año tras año. Y es que esta feria no solo es un lugar de compra y venta de miniaturas, además tiene un ambiente místico. Y es que es la reunión de ritos, amuletos, costumbres y fe. La fe que asegura que durante el año, lo que se compre o regale se hará realidad.
La Alasita se celebra anualmente en distintas ciudades de Bolivia. En este evento, que cada año reúne a miles de artesanos y visitantes locales y extranjeros, se adquieren illas, es decir, miniaturas o representaciones de los objetos que se desean tener durante los doce meses siguientes; lo importante, aseguran compradores y vendedores, es tener fe.
¿Gallo o gallina?
Don Justo Mamani, artesano de la feria Alasita, explica que es mejor regalar las miniaturas a los seres queridos, familiares, compadres o amigos. “No es correcto comprar miniaturas para uno mismo, las peticiones al Ekeko pueden no cumplirse”, dice mientras acomoda sus autitos en el puesto de venta. Junto a él, casi 5.000 expositores muestran su arte creativo con una infinidad de objetos en miniatura.
Con la Alasita perduran las ilusiones de los bolivianos. Esa misma ilusión que se plasma en la posibilidad de poder alcanzar el amor. La creencia popular dice que cuando a una persona le regalan un gallo o gallina (dependiendo del sexo) hechos de yeso en miniatura, al mediodía del 24 de enero, significa que conseguirá una pareja durante el año. Además, según la tradición, una mujer debe regalarle a un hombre y un varón le obsequia a una mujer porque si no, no funciona.
Doña Margarita Quispe tiene un puesto en la festividad desde hace más de 10 años. Ella vende gallos y gallinas. En la mañana de cada 24 de enero, los acomoda en filas, por colores y tamaños, y espera la llegada de compradores y, sobre todo, compradoras. “Son los productos más adquiridos, después de los billetitos. Las mujeres compran más. Ellas son las que más quieren marido, pero siempre es mejor que les regalen, así funciona”, cuenta. Agrega que el precio fluctúa entre 5 y 30 bolivianos (US$ 0,74 y US$ 4,3).
Aunque, la señora Margarita no fabrica los animales, sino que los compra en la pre feria que se realiza un mes antes, sabe muy bien cómo aconsejar a los compradores inexpertos en cuanto a los significados de los colores. “El gallo blanco es para cuando alguien se enamora y quiere tener a esa persona a su lado”, explica. Los de color rojo ayudan a conseguir un hombre con mucho dinero. También existen gallitos de color negro que aseguran un casamiento rápido.
Muchos significados
Para Elvira Choque, también vendedora en Alasita desde 2005, los colores tienen otros significados. Así, los blancos ayudan a encontrar a una pareja que no se casó antes y los rojos son para atraer el amor eterno. “Los negros son para los viudos o viudas que quieren encontrar un nuevo amor y los anaranjados, para los divorciados”, señala.
Ernesto Mamani tiene otra explicación. Él es artesano y junto a sus hijos fabrica los gallos y gallinas. Asegura que la búsqueda del amor tiene un orden. “Primero, las mujeres compran un gallo dorado, el que es con oro y plata para garantizar que haya buena economía en el hogar. Luego, cuando ya tienen pareja, piensan en el matrimonio y ahí buscan el blanco”. Después, muestran un gallo negro y dice: “Este simboliza a un hombre viudo con fortuna”.
En cualquier caso, doña Margarita afirma que lo más importante es que el animalito sea ch’allado al mediodía de la primera jornada de la Alasita. Después, debe ser colocado en la casa de costado, “para que no sea un hombre muy coqueto”, aconseja mientras sonríe.
En el caso de las gallinas de yeso, los significados de los colores son los mismos; la diferencia es que algunas vienen acompañadas de huevos, lo que simboliza fertilidad y, por consiguiente, las wawas que tendrá la pareja.
El año pasado, cuentan los vendedores, la novedad fueron los gallos aterciopelados para atraer a hombres adinerados. “Eran también de yeso, pero tenían felpa en la parte superior. Estaban parados sobre representaciones de monedas doradas y plateadas, para que tengan dinero y no sean muy tacaños”, recuerda Elvira.
Doña Margarita agrega que “algunos llevaban en el pecho medallas en forma de corazón, con frases como ‘te amo’; eso aseguraba el cariño de la pareja conseguida y que cumpla al 100%”, dice con picardía.
Del escepticismo al amor
Hace cuatro años a Graciela Rojas le regalaron un gallito de color blanco. Entre la duda y la curiosidad lo recibió porque venía de su tía. Ella estaba soltera y en los siguientes cuatro meses conoció a un muchacho; hoy, siguen siendo una pareja y planean casarse en 2015.
Dejando el escepticismo de lado, regresó al año siguiente a la festividad de Alasita a agradecerle al Ekeko, como manda la costumbre. Pero también para casarse en uno de los puestos de Registro Civil, que hay en la feria y “oficializar”, aunque sea en miniatura, su deseo de unir sus vidas.
Además compró un gallito, también blanco, que le regaló a su hermana Camila. Poco después ella también consiguió una pareja con la que sigue hasta ahora. Ambas aceptan la coincidencia pero también aseguran que tenían fe porque el regalo vino de una persona querida. Ellas están felices y ya piensan en comprar un gallito y buscar a una persona que lo necesite para regalárselo.
Al igual que estas hermanas, otras personas también pusieron su fe en este amuleto. Laura Machicao esperó que le regalaran un gallito el año pasado. Y le dieron uno, pero no funcionó: “Creo que depende de quién te lo obsequia. Tiene que ser una persona con mucha suerte en el amor”, dice, un poco triste. Pero no pierde las esperanzas, tiene fe en que este año conseguirá un gallito y un novio bueno.
Algunos datos…
· La festividad de Alasita se realiza cada 24 de enero en La Paz, en honor al Ekeko. Esta tradición es conocida como la fiesta de la miniatura y significa la atracción de la fortuna y de los buenos augurios.
· La fe en la figura del Ekeko se remonta a la época de Tiwanaku, el día del solsticio de invierno. La gente intercambiaba hojas de coca, piedras del lago Titicaca y pequeñas figuras de animales y pedían al dios de la abundancia que los multiplicase.
· En la feria se puede encontrar desde reproducciones pequeñas de billetes bolivianos, dólares y euros hasta miniaturas de tablets y celulares, pasando por alimentos, autitos, y casitas, entre otros.
· En el evento, participan cerca de 5.000 artesanos que se dividen en distintos rubros, desde trabajos en madera hasta reproducciones en hojalata.
· Aunque la feria dura un mes, la creencia popular asegura que los objetos deben ser comprados y/o regalados al mediodía del 24 de enero. Por eso, entre las 11:30 y 13:30, la ciudad se concentra en el Campo Ferial del Bicentenario, donde actualmente se realiza la Alasita.
· Los sabios yatiris y amautas preparan sahumerios de incienso y copal para ch’allar las compras de los creyentes, lo que, como manda la costumbre, asegurará su realización.
Fuente: Revista VeinteMundos
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